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Son reuniones organizadas por la Comisión de Conferencias, realizadas los segundos lunes de cada mes.
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Su llamamiento a la Patria Celestial
ROSARIO, Santa Fe (Ig. en Barrio Sarmiento)
El día 13 de diciembre del 2006 pasó a la presencia del Señor un amado siervo de Dios: Don Juan Antonio García, un hermano que desde muy joven puso su vida al servicio del Señor y Su Obra y por muchos arios le sirvió con fidelidad en múltiples tareas tanto dentro de la congregación en Barrio Sarmiento, Rosario, Santa Fe, como asimismo en muchas iglesias del país y fuera de él.
Siempre llevó la Palabra de Dios y fue invitado por congregaciones con problemas o sin ellos, nunca se entrometía en las dificultades internas, pero sí daba el consejo oportuno basado en las Escrituras.
Tuve el privilegio de compartir con Juan por casi cincuenta y cinco años las responsabilidades de esta iglesia y, basados en el respeto mutuo y amor cristiano nunca tuvimos momentos de desacuerdo.
Deseo también tener un recuerdo grato pensando en su esposa María, ya con el Señor, siempre apoyando el ministerio de Juan y como
ayuda idónea asumiendo responsabilidades del hogar, sus hijos y sus propios padres, compartiendo el servicio de llevar La Palabra a todo lugar.
Ahora que Juan está en la gloria revelaré el secreto del éxito espiritual de nuestro hermano. Tuvo sabiduría para interpretar La Palabra, supo enseñarla, tanto a niños como a jóvenes y mayores, y recibió la sabiduría del Espíritu Santo para aplicarla en el momento oportuno. El secreto es éste: -«Compró La Verdad (Proverbios 23: 23) y nunca la vendió por ganancia deshonesta. Desde joven tomó el compromiso de fidelidad al Señor y Su Palabra y mostró lealtad a sus hermanos y los principios bíblicos aprendidos en su vida».
Rubén Selle
Fuente: Campo Misionero, Marzo 2007
Era un bosquimano australiano de Bundeberg, Queensland.
Ned era un hombre corpulento y anguloso con un rostro arrugado que irradiaba calidez y amabilidad.
“…qué pide Jehová tu Dios de ti sino que temas a Jehová tu Dios, que camines en obediencia a él, que lo ames, que sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” — Deuteronomio 10:12
Nació en un hogar temeroso de Dios. Con el tiempo, creció dentro de él un deseo ardiente de ir a América del Sur a difundir la noticia del amor de Dios por el mundo. Con una educación mínima y un dominio deficiente del inglés, ¿Cómo podría dominar una lengua extranjera? Le tomó años convencer a la junta misionera de su valía como candidato. Pero cumplió su sueño, lo hizo.
Ned trabajó en varias provincias de Bolivia. Lo conocí en 1967. Para entonces, él y su esposa Flora eran los misioneros principales en el Amazonas, en la provincia de Pando, en el extremo norte. Me instalé en un pequeño pueblo en la jungla a 20 kilómetros de ellos, pero sabía que si lo necesitaba, Ned me escucharía a través del telégrafo y siempre estaría ahí para ayudarme.
Ned vivió el Sermón de la Montaña. Viajó por los ríos en su canoa dispensando medicinas a medida que avanzaba, transportó a los enfermos a donde pudieran obtener ayuda y trabajó incansablemente para mejorar la vida de todos los que lo rodeaban. Nunca conquistó la lengua española. Los aldeanos se reían afablemente mientras cometía muchos errores involuntarios, pero sentían su amor y sabían que se preocupaba por él, y vinieron a escuchar su mensaje.
Para él no hubo guirnaldas ni trofeos, pero quienes trabajamos con él sabíamos a dónde pertenecían los elogios. Dejó un legado vivo de una escuela, un orfanato, un campamento juvenil y una iglesia fuerte y vibrante. Ned y su esposa siempre serán recordados con cariño por todos aquellos por quienes dieron sus vidas.
por Ruth Hale
Su llamamiento a la Patria Celestial
Nunca pensó aquel joven que dejaba una España de posguerra, carente de recursos y agresiva para los «protestantes» evangélicos, y por un tiempo a su esposa y su pequeña hija en el puerto gallego de Vigo para navegar hacia «América», a la promisoria Argentina, que era el lugar a donde Dios le guiaba.
Nunca pensó que, a pesar de los difíciles años de limitaciones propias de un inmigrante, de trabajo y privaciones, pero dando al Señor siempre el primer lugar, Él le usaría para bendición de muchos.
Nunca pensó que vendría a este país a servir al Señor como enseñador y anciano, pastoreando una iglesia y exponiendo fielmente la doctrina de la Palabra. Pero llegó a nuestras tierras fue él el que, después de la celebración de la Cena Señor, en aquel lejano domingo de octubre de 1949, inauguró con el mensaje del Evangelio la primera reunión de la iglesia que lo cobijó por más de 60 años.
Ahora, ya con el Señor, la iglesia que cuidó por tantos años, lee la Escritura en Hebreos 13.7: Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Y encuentra en estas preciosas palabras dos cosas para recordar y dos cosas para seguir.
Recordar cómo los pastores nos guiaron -ese es el sentido del término- y como nos hablaron la Palabra. Es eso lo que hizo Luis en los 90 años de vida que le dio el Señor. Fue un guía firme, confiable, que marcó un camino de fe y obediencia a Dios. Un maestro de las Escrituras que la predicó y enseñó con fidelidad. Muchos de nosotros crecimos a su sombra oyendo hablar en su español sencillo pero profundo las grandes verdades de la Biblia, su evangelio genuino, su doctrina celosa e inalterable.
No estamos ponderando las excelencias de un hombre como una mera exaltación humana (él nunca lo hubiera aceptado) sino las virtudes de un siervo de Dios a quien honramos con nuestra memoria, extrañamos con nuestra gratitud y deseamos ver pronto con nuestra esperanza en aquel lugar donde no habrá separación. Gracias al Señor por Luis. Gracias por su ejemplo. Que el Señor levante hasta su venida siervos de esta talla moral y espiritual, que nos sirvan de estímulo y modelo a seguir.
ICE Rubén Darío 4421 – Munro
Fuente: Campo Misionero, Agosto 2014.
Su llamamiento a la Patria Celestial
1927 -2016
El día 14 de Julio del corriente año pasó a la presencia del Señor, nuestro hermano querido, y fiel siervo de Dios, Don Juan Hofkamp . Agradecemos como iglesia el haber tenido como Pastor a este hombre, quien nos dejó un ejemplo de servicio, humildad, integridad y perseverancia. Dios se ha hecho manifiesto a través de su arduo trabajo en diferentes partes de la Argentina y la gran cantidad de almas salvas.
Cuánta falta hace hoy por hoy personas que sirvan al Señor con tanto amor y dedicación, gracia y verdad; para que el reino de Dios siga extendiéndose. Que el testimonio de hombres como Don Juan nos impulse a ser fieles comprendiendo que nuestra vida no nos pertenece, y sólo puede encontrar sus propósitos estando en Jesús. Extrañaremos a nuestro querido pastor, pero nos gozamos al saber que él está disfrutando de nuestro Señor. Por eso hoy no le decimos adiós, sino hasta luego, hasta que Señor nos una en su presencia.
Iglesia del Centro – Sgto. Cabral 234 – Ciudad de Mendoza
Fuente: Campo Misionero, Noviembre 2016.
Nació el 2 el septiembre de 1900 en Swansea, una ciudad marítima de Gales y conoció al Señor a los dieciséis años en una pequeña capilla metodista. De inmediato se dedicó al estudio intensivo de las Sagradas Escrituras, consagró su vida a Dios, e inició sus actividades entre los niños, reuniones caseras y luego en todas las iglesias de la zona. Después de mucha oración, a los 30 años el Señor lo llamó a la obra Misionera y puso su corazón sobre la Argentina, país al que arribó el 14 de octubre de 1930 y donde sirvió ininterrumpidamente hasta el 18 de diciembre de 1995, cuando Cristo lo llamó a su presencia.
Fue un eximio evangelista y muchas almas se entregaron a Cristo como resultado de su predicación. Sin embargo, por su gran contracción al estudio sobresalió por el discernimiento de la Palabra de Dios y la solidez de sus enseñanzas. Pasaba largo tiempo con su Biblia y tenía un claro dominio de los textos originales de ella. Sus sermones, siempre medulosos, fueron memorables por su originalidad y vehemencia, fruto de un análisis exhaustivo y serio de la Escritura. El señor Bevan poseía un alto concepto de la Majestad de la Palabra. Durante su extenso ministerio fue expositor ineludible de Conferencias y Reuniones de Enseñanza.
Por su labor no se limitó al pulpito, pues su obra literaria fue monumental. Dirigió la Revista “El Sendero del Creyente”, aportando un gran número de artículos y estudios. La publicación “Meditaciones” lo contó con el colaborador más prolífico, pues escribió comentarios devocionales sobre los libros de la Biblia. Su comentario al libro de los Salmos, fruto de varios años de trabajo no ha sido superado entre los escritos en castellano por su actualidad y valor exegético y devocional.
Fuente: Felipe Expósito
Su llamamiento a la Patria Celestial
El pasado 17 de noviembre de 2008 pasó a la presencia del Señor nuestro querido hermano, pastor y amigo Osvaldo Otero. En cada uno de los hermanos de la Iglesia que se reúne en Av. Rivadavia 427 (V. Alsina) se ve por un lado la enorme tristeza que produce su ausencia entre nosotros, y por el otro el gozo de saber que nuestro hermano disfruta de la presencia del Señor al que amó y sirvió por tantos años. Es el carácter lo que manifiesta a un hombre de Dios y así ha sido con quien fuera anciano y pastor de nuestra iglesia por más de 50 años. Casi tres generaciones de hermanos, desde los mayores hasta los hermanos más jóvenes pueden dar testimonio de cómo se ha comportado en medio nuestro, sirviendo al Señor y a su iglesia con toda humildad aún en medio de lágrimas y de pruebas difíciles. Nunca demandó o codició nada de nadie, antes, en todo cuanto estuvo al alcance de su mano ayudó desinteresadamente al que lo necesitara aplicando las palabras del Señor.
Ha estado para levantar al enfermo de la cama, para sostener al caído, para animar al desalentado, para consolar al que estaba sufriendo, para gozarse con el que estaba alegre, para aconsejar, para enseñar, para…. la lista no puede terminarse. Su carácter decidido se ve reflejado en su incansable trabajo, ocupado de anunciar el evangelio de Dios en todo tiempo y lugar, no haciendo caso de ninguna cosa. Su interés siempre fue acabar la carrera y ministerio con gozo. Su lema «prefiero quemarme antes que oxidarme», y así fue hasta el final.
Del mismo modo que los hermanos de Éfeso acompañaron al barco a su amado Pablo al que ya no volverían a ver, nosotros tuvimos que acompañar a nuestro querido Osvaldo para decirle un «¡Hasta luego amigo, pronto nos encontraremos nuevamente contigo!” Estamos dolidos porque le vamos a extrañar. pero podemos agradecer al Señor por habernos permitido conocer y compartir parte de nuestras vidas con un siervo como él. Nos queda el recuerdo de su humor, de sus palabras, de su afecto, de sus mensajes pero, considerando las palabras de Hebreos 13.7, así será con nuestro hermano. Extrañaremos y recordaremos a nuestro pastor que nos habló de la Palabra de Dios, consideraremos el resultado de su conducta e imitaremos su fe.
Iglesia en Av. Rivadavia 427, V. Alsina
Fuente: Campo Misionero, Enero 2009.
Su llamamiento a la Patria Celestial
He tenido el hermoso privilegio de conocer a Mario desde nuestra infancia. Creo que ya se dijo de él todo lo que debiera ser dicho de un hombre excepcional, a lo que se podrían agregar muchos calificativos sin caer en exageración alguna. Varias personas me han dicho y yo mismo lo he sentido, que cuando hablaba en la Cena del Señor nos transportaba a Su misma Presencia.
Quisiera puntualizar claramente dos aspectos de su personalidad: profunda devoción al Señor y su incondicional sujeción a las Sagradas Escrituras. Como predicador hacía brillar a Cristo y nos maravillaba a creyentes e inconversos con Su luz. Este aspecto tan impactante de su persona corre el peligro de opacar otros tan importantes como ellos. Su aptitud pastoral, su bondad natural, su conocimiento de la doctrina. Pero hay un aspecto que a mi criterio cobra especial relevancia y es la fidelidad que mostró siempre a la pureza de la doctrina bíblica. Amaba a las asambleas que mostraban la fidelidad a la Palabra de Dios y jamás transigía en nada que se refería a su cumplimiento. En una de las tantas conversaciones que manteníamos a solas en Santiago del Estero me confesó -nos confesamos que estábamos agradecidos a Dios por haber nacido en una familia evangélica de los «hermanos libres» y por haber asistido a la Escuela Dominical. No es verdad que su espíritu amplio desbordó el marco denominacional. El nunca consideró a nuestras asambleas como denominaciones que debían ser desbordadas y en la que no deberíamos encasillarnos. Quienes están interesados en rebajar el cristianismo a una religión hubieran visto con agrado una actitud semejante. Siempre me comentaba la presión que le era impuesta por las autoridades religiosas del catolicismo y de otros grupos ecuménicos para identificarse con ellos. Jamás cedió. Personalmente aplico las frases del conocido himno evangélico que dice «Amante, benigno, y enérgico sé, en Cristo ten siempre indómita fe». Expresando al Señor gracias por el querido Mario. «Gracias, hasta pronto».
Rodolfo Mulki
Fuente: Campo Misionero, Agosto 2009.
Su llamamiento a la Patria Celestial
Ver la trayectoria de una vida cristiana, vivida con fidelidad, responsabilidad y amor sacrificial al Señor, despierta en quienes observamos un vívido anhelo de imitarla, pues se presenta como un modelo. Eso me sucedía siendo una jovencita, en relación a Gloria. Ella fue una íntegra, sensible e inteligente mujer, de personalidad influyente, pero calmada, que se dio enteramente por la Obra de Dios, sus hermanos y los perdidos a alcanzar.
Era muy joven cuando le fue confiado el redactar y velar por «Guía del Hogar», revista que se publicó décadas atrás. Su deseo de plasmar en sus artículos, como luego también en la revista «Caminemos Ju n t a s», de la cual fue iniciadora, ayudó a tantísimas mujeres no sólo en sus vidas devocionales, sino en aspectos matrimoniales, análisis de pasajes y sus bosquejos, formación de predicadoras, etc.
Dedicó su vida a la Obra ministerial, tomando reuniones femeninas, Conferencias, Cursos de preparación en diversos aspectos, Consejería, etc. Trabajó junto a su esposo entre los jóvenes, luego en el Instituto J. Müller, sin descuidar su hogar con los dos hijos excelentemente educados.
Ella supo demostrar en sí misma, el valor de una verdadera mujer, bella en su interior y cuidadosa también en lo exterior, firme en sus convicciones, todo lo cual enseñaba con criterio y fundamentada en la Escritura. Siempre activa, alegre, con proyectos, e intelectualmente movilizada, ayudaba a descubrir vocaciones y facetas en las vidas de otros para servir más y mejor al Señor.
Fundadora de COMFE, generó un ejército de mujeres que se alinearon para la ayuda misionera, siendo hasta hoy, un movimiento práctico entre las asambleas.
Su radicación en España, donde Dios les colocó, la alejó de las argentinas, quienes sentimos un gran vacío en ese momento. Pero siempre quedó lo que sembró, ya que muchas vidas fueron bendecidas y quedaron sus pasos, que muchas deseamos seguir.
Hoy la recordamos con admiración, cariño y esa melancolía que hace nacer la esperanza de volver a verla en la Patria Celestial.
Susana Racciatti de Carbone
Fuente: Campo Misionero, Diciembre 2013.
Su llamamiento a la Patria Celestial
El martes 1 de julio de 2008 pasó a la presencia del Señor nuestro apreciado hermano Felipe Expósito. En la Iglesia en calle Brasil 1750, se percibe hoy, el dolor de la partida de un gran hombre de Dios.
No obstante la poderosa influencia de su vida, su carácter, sus actitudes, su entrega, su compromiso con la obra, sus enseñanzas, basadas siempre en un profundo estudio literal de la Palabra de Dios, han quedado grabadas en la mente y en el corazón de cada uno de los hermanos.
Más de 50 años de ministerio, en el interior y exterior del país, fueron de un valor incalculable para todo el pueblo de Dios. Su solidez a la hora de exponer, su fina pluma a la hora de escribir, y a la vez su humildad y honradez, hicieron de él un modelo a imitar. Nunca dejó de atribuir y recalcar, esto último, a la misericordia y gracia de Dios.
Sus consejos, su corazón abierto para escuchar, su dinámica, a la hora de plantear objetivos y temas de estudio para el curso de la Iglesia a lo largo de tantos años hizo posible que calle Brasil, tenga una sólida base doctrinal. Lamentablemente, sus últimos años no fueron buenos en cuanto a salud. No obstante con sus limitaciones, nunca abandonó el campo de batalla.
Domingo tras domingo, martes tras martes, se veía bajar al guerrero, del taxi con su bastón, y su Biblia, su mirada penetrante, y un rostro lleno de gozo a pesar de las pruebas.
Llegó el tiempo, en el cual ya no pudo salir más, con su cuerpo impedido, pero con la mente, más ágil que nunca, siguió escribiendo, hasta que 50 días atrás tuvo también que dejar la pluma. Quienes lo conocimos bien de cerca percibimos que esto afectó al guerrero, hasta derramar lágrimas por no poder transmitir su último mensaje.
Quedan con nosotros sus obras literarias conocidas y otras, si Dios lo permite por conocer, pero lo más importante creemos, es recordar al varón que peleó la buena batalla hasta el final.
Sin quejas, sin reproches, …. CON LA ANTORCHA DE LA FE BIEN EN ALTO
Al hacer una mirada retrospectiva, no nos queda más que asociarnos con las palabras del apóstol Pablo «Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros»
Hasta pronto pastor.
Iglesia en Calle Brasil 1750 – CABA
Fuente: Revista Campo Misionero, Agosto 2008
ENFI GARIBOTTI
Recordando a mi padre
Era el domingo del día del padre. Viniste a almorzar a Quilmes con nosotros y te pedimos que nos acompañases al programa de radio, en Berazategui. Entonces, charlando acerca de los mejores recuerdos, comentabas con detalle los distintos lugares de «la casa de tu padre», el carismático abuelo Antonio.
Era un día cualquiera de aquellos en que podía visitarte. Fuimos juntos hasta la calle Cabrera 6022 y allí me mostrabas las nuevas instalaciones donde funcionaban la iglesia, la biblioteca, el buffet. Era un día especial, también, porque estábamos recorriendo juntos el lugar donde primero estuvo la casa de mis padres, donde transcurrió gran parte de nuestra infancia y quedaron sellados recuerdos infinitos. De aquella época solo quedan tal vez unas macetas de las que mami (Irma Donato de Garibotti) tanto cuidaba, un banco de madera que pintaron de colores… la mayor parte de las cosas están, sin embargo, bien grabadas en el corazón.
Así eras con todas las cosas, y así me regalaste muchas, tangible e intangibles. Tu corazón era el de un padre que se da, que espera y alberga al hijo, que abre de par en par las puertas de su casa.
Era otro día cualquiera, uno de tantos en que nos sentábamos a tomar un cafecito. Podía ser cerca de casa, o con más frecuencia cerca de la tuya. Extraño esos momentos, tus chistes y las conversaciones, últimamente muy profundas y sinceras, que solíamos tener. Pero está bien. Se que estás bien, aunque me hubiese gustado que te quedaras un poco más de tiempo por aquí. Te tuve suficiente tiempo para estar segura de que fuiste un padre bueno y muy querible. Extraño a veces escuchar tu voz en el contestador —pensar que antes le tenías rabia a la «maquinita infernal». «Te comunicaste con Enfi Garibotti, en ese momento no te puedo atender, pero déjame tu mensaje y… te llamo a la brevedad!» Y la máquina infernal, entonces, se prestaba para dejar grabado, de un lado y del otro, alguno que otro chiste.
Parecen cosas triviales pero no, son las cosas de todos los días las que nos acercan a Jesús en nuestros padres, o nos alejan de Él. Dejaste en mi vida la marca indeleble de un gran amor por ese Señor que «…como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin».
Y ahora sos vos quien llega a la ansiada «Casa de su Padre». Sos vos quien puede, finalmente, contemplarlo cara a cara, conocerlo «del mismo modo en que fuiste conocido». Ahora te toca a vos recibir los muchos regalos del Padre amoroso que te abre las puertas de sus moradas de par en par, y seca de tus ojos toda lágrima, y serena tu corazón de nuevas y antiguas ansiedades… No alcanzan las palabras. No es una despedida. Y es bueno recordar que Dios siempre cumple sus promesas. «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días…»
Fuente: Revista Campo Misionero, Enero 2006
Su llamamiento a la Patria Celestial
El 23 de septiembre de 2008 nuestro hermano fue llamado por el Señor a su presencia a los 85 años de edad.
Desde muy joven conoció al Señor Jesucristo como su Salvador en el local de calle Palique en la Capital Federal. Allí aprendió los primeros pasos como hijo de Dios, dedicando mucho tiempo al trabajo con los niños y jóvenes en la Escuela Dominical.
Mas tarde se trasladó a la iglesia en calle Parral de la Capital Federal, donde conoció a María Romano con la cual contrajo enlace formando su hogar el cual fue bendecido por la llegada de sus tres hijas: Marta, Ana y Elisabet.
Sirvió al Señor durante muchos años, dedicándose incansablemente al estudio de la Biblia. Fue Director del Instituto Bíblico Jorge Müller desde donde trasmitió a los demás su amor por el estudio bíblico. Participó en la Comisión de Conferencias y de la Fundación de Mayordomos Cristianos donde se desempeño como Presidente.
Fue un Enseñador de la Biblia en muchas iglesias del país, aún hasta días antes de su partida a pesar de su ya avanzada edad.
El Señor lo llamó a su presencia, siendo anciano en la Iglesia del Señor en Sáenz Peña, Bs. As., donde sirvió por muchos años.
Rogamos al Señor que consuele a sus familiares y a la iglesia hasta el día en que todos juntos alabemos a nuestro gran Dios y salvador por toda la eternidad.
Fuente: Revista Campo Misionero, Febrero 2009
Su llamamiento a la Patria Celestial
ROSARIO, Santa Fe (Salta 2339)
El 10 de Octubre pasado, pasó a la presencia del Señor el Dr. Alberto S Abdala, apreciado y distinguido siervo del Señor. Nacido en la ciudad de Santa Fe en el hogar cristiano de Don Abraham y Doña María, conoció a Su Señor desde muy pequeño y desde esa edad abrazó el Camino de la Cruz, el cuál nunca abandonó. Sirvió al Señor en la Iglesia en calle La Rioja de la Ciudad de Santa Fe y luego junto a su amada esposa la Dra. Elsa en la Iglesia en Jardín Mayoraz de la misma ciudad. Por razones de estudio, a la postre su profesión, el matrimonio de Alberto y Elsa se trasladó a la ciudad de Rosario, congregándose en la Iglesia en Av. Salta. Allí el Señor lo llamó para servirle como Anciano y Pastor de la Grey, función que desempeñó por más de 45 años con fidelidad e idoneidad.
Sus firmes convicciones doctrinales y su capacidad para trasmitirlas lo distinguieron como maestro de la Palabra. Honró su ministerio y fundamentalmente honró la Palabra que enseñó. Fue un siervo con trayectoria, confiable y respetado y sin duda su partida, una gran pérdida para el pueblo de Dios. Nos hubiese gustado tenerle por mas tiempo entre nosotros, pero el Señor lo llamó y Sus razones son mas sublimes que las nuestras. Nuestro querido hermano ya no está, pero su ejemplo perdurará entre nosotros por mucho tiempo. La I.C.E. en Av. Salta agradece al Señor, por la vida de su Anciano y Pastor y nuestro ruego es que podamos «imitar su fe » (He 13:7), la fe que él depositó en la Gracia del Señor, para llegar a ser el siervo que fue.
Por la Iglesia Cristiana Evangélica en Av. Salta 2339 de Rosario. Dr Robin D. Ingledew
Fuente: Revista Campo Misionero, Enero 2006
Su llamamiento a la Patria Celestial
BUENOS AIRES, Brasil 1750
El domingo 2 de diciembre, a las 8.30 Hs. el Soñar llamó a su presencia a nuestro hermano Ángel García, cuando le faltaban dos meses para cumplir 81 años de edad. Conoció al Señor hace más de 60 años atrás y poco tiempo después, con no poca resistencia de su familia, fue bautizado en la iglesia en calle Brasil 1750, donde se congregó hasta el final de sus días. Desde su conversión, Ángel se caracterizó por un interés distintivo en el aprendizaje de las Escrituras y desde el principio de su vida cristiana dedicó muchas noches para seguir los estudios bíblicos desarrollados, entre otros, por hombres de la talla de Gilberto Lear, Walter Pender, John Wilson, Samuel William, Jonatán Medinilla, David Morris, Dr. Norman Hamilton y Walter Bevan. Debido a su dedicación no tardó mucho tiempo en adquirir una formación bíblico doctrinal que animó a otros jóvenes a enrolarse en el estudio diligente de la Palabra de Dios. Aprovechó todos los medios posibles para organizar reuniones de estudio bíblico utilizando la visita de hermanos que se trasladaban a Buenos Aires para predicar en la Reuniones de Enseñanza organizadas por la Comisión de Conferencias. A este respecto fueron memorables las reuniones que se realizaban en la casa de la familia De Belder. Fue un amante de la literatura y su gran anhelo lo llevaba siempre a motivar los jóvenes a formar su propia biblioteca. En la esfera secular, estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, pero por esas cosas que sólo se explican por la intimidad del alma con Dios, postergó su carrera para dedicar su celo por la obra del Señor.
Fue un eficaz e infatigable integrante de la Comisión de Conferencias de Buenos Aires y Alrededores, formó parte de la Comisión del Hogar de niños de Quilmes y fue un entusiasta propulsor de toda iniciativa que estuviese relacionada con la enseñanza sólida de las Escrituras. Con su partida, somos conscientes de un profundo sentido de pérdida personal, aunque nos regocijamos que él ahora está presente al Señor, lo cual es mucho mejor. La Escritura nos da ejemplos sobre el carácter y servicio de varios grandes hombres y el impacto que su pérdida produjo en sus amigos. David lamentaba la muerte de Saúl y Jonatán, particularmente de éste último, de quien pudo decir: «Estoy afligido por ti, hermano Jonatán, que me fuiste estimado» (2 Sa. 1:26 – BA). Ángel ganó el corazón de sus hermanos porque veían en él una disposición incontenible que contagiaba a otros. Pero también era un hombre vigoroso. El amó el evangelio e hizo propicia toda oportunidad para acercar a las almas a Cristo.
Embargados de tristeza por su partida, pero agradecidos y gozosos por su fructífero y fiel servicio de más de 60 años en nuestro
medio, nos inclinamos ante nuestro Padre para rogarle que Él supla la falta de tan esforzado siervo y que nos haga cumplir dignamente la parte que nos ha asignado a cada uno. Una reflexión final: «Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cual ha sido el resultado de sus conducta, e imitad su fe» (He. 13:7).
Corresponsal. Iglesia Cristiana Evangélica en Calle Brasil 1750.
Fuente: Revista Campo Misionero, Febrero 2008